¿De qué tamaño es tu amor?, al
mejor estilo del gran Héctor Lavoe fue la pregunta más escuchada el último fin
de semana en el primer puerto del Perú, pues jugaba el equipo de sus amores, “la
rosada querida”. Desde tempranas horas la afición chalaca, fieles seguidores
del Club Sport Boys, no podían más con la tensión del partido que se les venía,
pues recibían en casa a otro grande del balompié nacional, que es Universitario de Deportes.
El club merengue llegaba en la
mejor forma posible, con el pecho muy inflado, porque exactamente hace una semana que le ganaba de manera monumental a su compadre
de toda la vida, ubicándolo como único líder del Torneo Clausura. Por otro lado la misilera rosada cual manotazos de ahogado se viene librando de una muerte
anticipada, pero que aún lo mantiene aferrándose a las últimas casillas de la
tabla acumulada y a un posible descenso.
El reloj ya marcaba las dos de la
tarde y los hinchas, cual selva de cemento, como nuestro recordado Juanito
Alimaña que con mucha maña, se iban acercando al estadio Miguel Grau del
Callao. Hermoso marco el que acompañaba tan trascendente encuentro futbolístico. Ya
tan solo faltaba algo más de una hora para el momento más comentado en los
últimos días, encomendándose a la “Sarita” y pidiéndole un favorcito al tan
recordado “Tío Kukin” se iban alistando los jugadores locales para dejar la
vida en el campo.
Por la oncena chalaca, cual
muchachitos de barrio que en su mayoria nacieron en el primer puerto como Luis
“tejadita” y su excéntrico tinte rosado en el cabello, y desde el barrio de
Corongo el histórico Junior Ross encabezaban la plantilla rosada. Los de Ate, por su parte trataban en lo mínimo de hacer modificaciones, pues el equipo se
había encontrado con aquel romance en el estilo de juego que por tanto tiempo
le había sido esquivo.
Ya en sus respectivas graderías
“La marea rosada” se hacía del encuentro deportivo una fiesta, junto a su
juventud chalaca con canticos y arengas empujaban al equipo y le daban ese plus
que tanto necesitaban, pues mi gente, ustedes, lo más grande de este mundo. Es y será eternamente entonado por sus fieles seguidores. Atrás quedaban los
enfrentamientos de pandillas entre diferentes zonas que se juraban la guerra a
muerte, pues se fumaban el pucho de la paz y ese día todo eran un solo
sentimiento de colores rosado y negro.
En el camarín;
el utilero de la escuadra chalaca, Don Ricardo “Agüita” Luna, ya
tenía los chimpunes listos y las canilleras bendecidas para cual guerreros ver
a sus muchachos dejar todo en el verde gramado. Con la clemencia del Señor Del
Mar y bajo el aliento de su gente comenzaron los primero 45 minutos de juego.
Bastante pierna dura acompañaba
esta tarde deportiva en el coloso del Miguel Grau, el recinto ya a tope con su
capacidad y los rosados defendiendo su arco, manteniendo el cero iban
aguantando, mientras los cremas por su parte hacían su trabajo, encabezaban el ataque
con un “Chiquitín” que en el área se vuelve gigante, un panameño de apellido Quintero y un Alejo Hohberg
endemoniado, inspirado cual pincel de Da Vinci por su repentina convocatoria a
la selección peruana de fútbol que enfrentaría a los charrúas en un partido
amistoso que para el guarda mucha trascendencia por su relación con el país de
los mates y las parrillas, pero eso ya es tinta de otra hoja.
Finalizado el primer tiempo,
Universitario demostró supremacía en el ataque frente a un Sport Boys que más
se preocupó por preservar el marcador en cero. Merengues y Chalacos encaminaron
sus pasos hacia los vestuarios para poder plantear una nueva estrategia que
ambicione a darles un mejor resultado en la segunda parte del encuentro.
Arrancando el segundo tiempo del
partido en el cual “Los Chalacos” venían acomodándose mejor y mostrando más
juego a ras de cancha, llega una falta reiterativa de Pedro García que termina
acumulando su segunda tarjeta amarilla la cual le cuesta su expulsión y dejando
a su equipo con uno menos.
Lamento y preocupación en la
banca de “La Misilera Rosada”, los cambios no se podían esperar y los chalacos
buscaban el triunfo a como dé lugar y lanzaron su mejor carta, su has bajo la
manga, esa joyita en bruto que siempre tienes oculta para momentos como este,
era el momento del “Rey”, momento preciso para el ingreso del ex jotita Reimond
Orangel Manco Albarracín, que con sus destellos de magia y chispazos del que en
algún momento fue una joven promesa en el futbol peruano y del tulipán PSV
Eindhoven, se buscaba ese toque fino que llevara a la victoria al cuadro del
primer puerto.
La lucha fue constante entre
estos dos equipos históricos del fútbol local, jugaron cada pelota como si de
ellos dependiera su carrera y así se mantuvo el marcador al transcurrir los
minutos, no se hicieron daño en lo más mínimo, lo presenciado aquella tarde no
hacía reflejo de lo que el marcador mostraba en los más alto, un cero a cero
para ambas escuadras. Más pesó el resultado para el Sport Boys que para “Los
Cremas”, que se fueron con una espina de “Jurel” clavada en la garganta por lo
que pudieron, pero no fue.
Se pitó el final del partido, el árbitro
del encuentro Diego Haro dijo que no se jugaba más, se acabó el espectáculo y
ambos equipos repartieron puntos. La garra crema se aferra aun a la punta del
Torneo Clausura, mientras que los "Chalacos" se arañan a la permanencia en la
máxima categoría del fútbol peruano, a lo que podría ser una muerte anunciada…
Redacción: Diego Bohórquez Ríos